
El destino elige a sus víctimas.
La fortuna casi impide lo inevitable, pero en el último instante la vida renuncia a su derecho a elegir.
Sabemos lo que pasará y no somos capaces de hacer nada. Cada instante ocurre lo mismo; queremos sujetar el presente cuando, de repente, ya se ha convertido en pasado y confiamos en el futuro antes de comprobar que volvemos a ser espectadores de un momento fugaz, que muere y resucita en una danza macabra que acerca el final inevitable del tiempo.
Cada segundo nace y se va sin darnos cuenta, siempre lo mismo.
Me gusta mucho tu blog!
ResponderEliminarEs muy interesante, y está muy bien organizado.
Por cierto muy buena la foto de esta entrada a lo Harold Lloyd en "El hombre mosca".
Mis felicitaciones